Antes de abocarnos al conocimiento de los distintos tipos de barajas del Tarot es muy importante tener en claro cuál es el uso que se ha de hacer del mismo.
Si es para usarlo como un oráculo, será muy importante que se elija aquel cuya simbología provoque la mayor inspiración posible. Ya que es sabido que las cartas de Tarot juegan un papel mágico de intermediarias en un juego muy apasionante, mediante el cual la sensibilidad de una persona abre a otra un mundo imaginario e inagotable.
Durante los últimos quinientos años el Tarot se ha extendido por todo el mundo, transformándose así en infinitas versiones, adaptadas a cada región y aún a cada característica folklórica, pudiéndose, de esta manera, encontrar barajas de Tarot en todo tipo de negocios y en las manos de cualquier persona. Esto da lugar a la consideración de que no existe un único Tarot o un Tarot que se pueda considerar como verdadero. Las versiones pueden tener ciertas similitudes, ser apenas diferentes o completamente distintas pero todas cumplen las mismas funciones dentro de ese bellísimo arte.
Hoy se pueden encontrar distintos juegos de cartas cuyos personajes poseen distintos estilos de vestimenta y muy cargados de ornamentos, que a veces desmejoran notablemente el diseño original, y peor aún se confunden o alteran la adjudicación de los planetas a cada Arcano y se suelen mezclar bajo cualquier criterio los signos zodiacales.
Existe una enorme cantidad de tipo de Tarot, más de tres mil clases distintas, esto se debe que a través de los años se le fue dando el valor que merece y durante ese transcurso, muchas personas han interpretado las imágenes de forma particular y las han plasmado en distintas cartas dando así lugar a las distintas variantes.
También se pueden encontrar Tarots personalizados, como los de Visconti-Sforza quienes siendo una familia adinerada como tantas otras encargaron su propio Tarot. Esta acción de encargar tarots personalizados tenía como única función obtener tanto mayor relevancia como éxito social, aunque la función principal que se escondía era la de ocultar sus propios secretos a través de las claves ocultas inventadas por ellos mismos.
En la actualidad son dos los Tarot que se siguen utilizando tradicionalmente, el Tarot de Marsella uno de los más antiguos y difundidos en el mundo que por otra parte sigue manteniendo una gran similitud con el original y el Tarot de Rider.
Entre las clásicas barajas del Tarot que se pueden citar están el de Paladín, el de Oswald Wirth, un famoso ocultista suizo quien introduce no solo trajes medievales sino también esfinges egipcias, estas últimas son versiones que se basan en el Tarot de Rider; el de Waite y el de Alester Crowley, un famoso mago, que creó unas barajas que se caracterizan, principalmente, por la gran riqueza de detalles y la gran fantasía que poseen sus ilustraciones.
Es también importante destacar que en la actualidad los Tarots egipcios tienen un lugar destacado dentro de este tipo de baraja, ya que su simbología, su belleza y su riqueza de detalles lo hacen ocupar un lugar privilegiado entre los especialistas de este gran arte adivinatorio.
No se puede decir que un Tarot es mejor o más auténtico que otro, ya que como hemos dicho anteriormente lo más importante es la inspiración que pueda brindarle al tarotista a la hora de elegirlo, es decir, el efecto provocado en su subconsciente. En su simbología todos aluden a las preguntas universales del Hombre, que con el transcurso del tiempo enriquecen conceptualmente al Tarot.
Este efecto o inspiración que provoca las barajas de Tarot son fundamentales, ya que el Tarot no se considera solo un método adivinatorio mediante el cual se puede conocer el pasado, el presente y el futuro de una persona, sino que es un herramienta mediante la cual se puede comprender cada uno de los sucesos vitales que está transitando el consultante.